Cómo prevenir las intoxicaciones alimentarias

En verano aumentan las intoxicaciones alimentarias debido a que se come más veces fuera de casa.

Todos los alimentos frescos son susceptibles de estar contaminados y el verano es el caldo de cultivo idóneo para que la incidencia de las intoxicaciones alimentarias aumenten debido a las altas temperaturas, que facilitan que las bacterias crezcan más rápido y se reproduzcan, y al aumento de las comidas fuera de casa, tal y como señala Ángela Rodríguez de Cossio, médico de familia de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) e integrante del Grupo de Trabajo de Nutrición de la sociedad.

La gravedad de la intoxicación depende del tipo de alimento que lo causa, de la cantidad consumida y de la propia persona, pero la experta indica que los síntomas que pueden aparecer van desde un simple malestar de estómago hasta problemas más graves como diarrea, fiebre, vómitos, calambres abdominales, deshidratación, debilidad generalizada, o dolor de cabeza. Síntomas que son más frecuentes en los niños, las mujeres embarazadas, los ancianos y los individuos con sistema inmunitario debilitado.

Pautas para evitar las intoxicaciones alimentarias

La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), en su documento Prevenir intoxicaciones en verano, recomienda estas reglas de oro para evitar las enfermedades provocadas por una inadecuada manipulación o conservación los alimentos:intolerancias-y-alergias

  • Consumir alimentos tratados de forma higiénica, evitar el consumo de leche cruda y asegurarse de que carne y pescado se han mantenido a temperaturas de refrigeración o congelación adecuadas.
  • Cocinar bien los alimentos ya que el calor actúa de higienizante y destruye los microorganismos (el centro del alimento debe llegar a los 70ºC).
  • No dejar los alimentos cocinados a temperatura ambiente. Si no se consumen enseguida, deben permanecer bajo la acción del calor (por encima de 60 ºC) o del frío (menos de 7 ºC). Un alimento cocinado, es un alimento higienizado.
  • Separar los productos crudos de los cocinados para evitar la posible transmisión de microorganismos mediante la contaminación cruzada. No mezclar los utensilios y recipientes para alimentos crudos y cocinados.
  • Asegurar una correcta higiene personal y una limpieza adecuada en todas las superficies de la cocina. Recordar que existen productos de limpieza, encimeras, neveras e incluso interruptores que tienen propiedades bacteriostáticas que facilitan las correctas condiciones de higiene en la cocina al evitar la proliferación de microbios.
  • Asegurar el acceso a agua potable no solo para beber sino también para preparar recetas.
  • Impedir que los alimentos entren en contacto con insectos o animales de compañía, ya que pueden ser portadores de patógenos.
  • El manipulador debe mantener una adecuada higiene (lavado de manos, de utensilios, trapos y manipulación de basura), recordando que las manos del manipulador son un utensilio más.
  • No romper la cadena de frío, ya que a temperatura ambiente las bacterias se multiplican.
  • En el caso de las tortillas, cuajar bien el huevo asegurando temperaturas de seguridad, mantenerla bien caliente hasta el consumo y si esto no es posible, enfriar y mantener fría. Las tortillas preparadas comerciales utilizan huevo pasteurizado y son más seguras.
  • Consumir las salsas que contengan huevo crudo de manera inmediata y prepararlas extremando las precauciones de higiene.
  • Cocinar los alimentos mediante tratamientos prolongados a altas temperaturas (fritura, horno, guiso, etc.), puesto que son los métodos de higienización más eficaces.
  • En el caso de alimentos de consumo crudo como las ensaladas, utilizar otros sistemas de higienización, como unas gotas de desinfectante de uso alimentario en un recipiente con agua y un posterior aclarado.

 

Fuente: El Mundo

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